En casi dos semanas visite alrededor de doce comunidades indígenas miskitas, mayangas y mestizas de Puerto Cabezas y Waspam, reuniéndonos con wihtas, comisiones de salud comunitaria, parteras, madres, mujeres en edad fértil y adolescentes de cada una de las comunidades para hablar sobre el acceso a la salud materna y la salud infantil. Comunidades del territorio de Tasba Pri de Puerto Cabezas encontramos población mestiza dispersa en una zona aislada y con múltiples dificultades para el acceso a los servicios de salud, porque tienen que caminar hasta ocho horas para llegar a una comunidad central (Greytown), para luego trasladarse en vehículos hacia el puesto de salud mas cercanos a unos 30 kilómetros hasta Sahsa o al centro de salud mas cercano de Rosita o al hospital regional de Puerto Cabezas que esta a unos 120 kilometros aproximadamente donde se tienen que enfrentar con las barreras del idioma, el mal trato de algunos miembros del personal de salud y los altos costos de vida que demanda estar en la ciudad donde irónicamente el dinero es mas escaso, pero las cosas son a veces el doble de caro de lo que cuestan en la capital donde se supone hay mas dinero.
Por eso, muchas mujeres prefieren atender su parto en la comunidad con alguna partera, no se realizan los controles prenatales, si lo hacen salen de una sola vez para la atención al parto, sino corren el riesgo de morir en sus comunidades si resulta una complicación del parto al momento de la atención. Otras a los 21 años ya tienen cuatro hijos, ya no digamos a los 40 ya llegan casí a los 8 o 10 hijos. Al estar lejos de la ciudad no hay mucha información mas que la que reciben por alguna radioemisora cristiana, los hombres son presa del alcohol y la droga, lo cual se convierte en una bomba de tiempo para la seguridad de las mujeres, que a pesar de existir la ley 779 contra la violencia hacia la mujer allí no vale de nada, porque se cuentan casos de mujeres que abortan por la violencia que sufren, el machismo radical sobresale, las adolescentes de 14 años ya es normal que se vayan con un hombre mayor, la inseguridad ciudadana limita que lleguen los proyectos hasta esas comunidades lejanas hasta donde se han venido a vivir poblaciones mestizas de Boaco, Chontales, Mulukuku o cualquier otro territorio del centro de Nicaragua en búsqueda de tierras para sembrar o producir ganado.
Mientras tanto en Waspam junto al Wanky Awala o Rio Coco que marca la frontera con Honduras, los problemas de salud para la problación son igual de complejo para encontrarles solución. Comunidades de los Raudales, Rio Arriba o yendo hacia Cabo Gracias a Dios tienen que viajar en bote de remo un día o dos días para llegar, a excepción que tengan dinero pueden pagar un lancha de motor que es mas caro que viajar en avión de Puerto Cabezas a Managua ida y vuelta, por consiguiente es muy costoso para los comunitarios. En las comunidades miskitas y mayangnas se suman algunos desafios de salud que tienen que ver con las cosmovisiones, ya que muchas enfermedades que padecen las mujeres durante su embarazo son considerados que son debido a la "liwa", una creencia ancestral, por consiguiente no tienen cura con la medicina occidental y solo podría ser tratado por un Sukia, sin embargo encontramos que a pesar de que existe un modelo de salud intercultural en la práctica hace falta trabajar en su articulación en todos los niveles.
En las unidades de salud es permitido el parto culturalmente adecuado, pero no siempre el personal de salud esta sensibilizado sobre su uso, esto también reduce los partos institucionales. Los niños sufren desnutrición debido a la mala alimentación de las mujeres en las comunidades y los mismos niños debido a la escasa producción y diversificación de alimentos con que cuentan las comunidades.
La salud de los pueblos indígenas de la costa caribe se ve limitada por muchos factores; por una parte las distancias geográficas, los limitados recursos económicos a nivel comunitario y el limitado personal y equipamiento en las unidades de salud, el cambio climático que afectan la producción de alimentos y también la cosmovisión misma de los pueblos indígenas. Me gustaría pensar que las condiciones de vida nuestros hermanos miskitos, mayangnas y mestizos del campo pueda mejorar con los años. Luego de ver a las mujeres y niñas y niños mayangnas de Awastingni cargarse un tercio de leña con una correa de cáscara de guácimo sostenida en su frente, pensé no había visto eso, pero me parece impresionante la fuerza y lucha que día a día los pueblos indígenas tienen que enfrentar. Podría pensar que no son felices y que sufren, pero creo que en medio de las adversidades de la vida como en todo, están unidos por una historia y siempre estarán a unos pasos de nosotros tratando de hablar el español con los ispel (como nos dicen a los mestizos), sobre todo los mayangas que luego de su lengua materna también dominan el miskito.
Me gustaría hablar el idioma de la gente de las comunidades indígenas para compartir más con ellos y aprender de sus realidades socioculturales, como me dijo el honorable Dr. Honoris Causa, Prof. Dionisio Melgara que es un orgullo del pueblo indígena miskito por sus aportes a la revitalización la lengua y la traducción de la biblia al miskito, en todas las escuelas del país deberíamos aprender palabras o frases básicas de los idiomas locales hablados en nuestro país. El pueblo de Nicaragua es multiétnico como lo establece la constitución política y la costa atlántica o costa caribe es una parte indisoluble del pueblo nicaragüense y como tal tienen derecho a preservar su lengua, arte y cultura, por consiguiente creo que todo ciudadano nicaragüense debemos conocer nuestro país para conocer las realidades y determinantes del desarrollo de nuestros hermanos indígenas y ayudarnos a crecer como país.
Gracias a mis hermanos miskitos y mayangnas por compartir sus realidades, a partir de esto esperamos desarrollar un nuevo proyecto para contribuir a mejorar las condiciones de salud de las mujeres y niños recién nacidos que son base prioritaria para la salud de los pueblos. Tinki pali.