En Nicaragua es algo relativamente nuevo, nada comparado con la celebración del Día Internacional de la Mujer. Al margen de la significancia del día hay aspectos interesantes que se podrían rescatar los cuales pueden ser puntos de reflexión y debate.
El ser hombre se deriva de dos variables interrelacionadas: Hombre biológicamente es el que nace con un pene y testículos que lo identifican como hombre.
Hombre definido por los estereotipos sociales como macho, fuerte, protector, luchador, duro, implacable y todos los sinónimos de fortaleza asociados con ser hombre.
Biológicamente las cosas no cambian tanto, como los aspectos de la construcción social, desde niños aprendemos que los hombres no debemos llorar, porque eso es de mujeres, los hombres debemos ser fuertes porque esa es la naturaleza, los hombres no debemos rendirnos, ni quejarnos, siempre debemos mostrarnos duros de matar, ni mucho menos mostrar miedo ante nada ni a nadie. Dichos elementos nos convierten a los hombres en máquinas de trabajo, muchas veces desapegados al amor, a las relaciones afectivas y sobre todo en personas violentas, alcohólicos, fumadores, drogadictos, abusadores y todos esos aspectos no tan agradables que muchos compañeros evidenciamos a lo largo de la vida.
Lo cierto es que muchas veces somos producto de una sociedad que sin importar de donde venga estamos construidos para luchar y luchar contra todo y en el camino nos perdemos o nos reencontramos con nosotros mismos y vamos dando tumbos aprendiendo cada día a ser mejores personas. Gracias a Dios las mujeres que nos dieron la vida son nuestras compañeras de viajes de las cuales aprendemos a ser mejores cada día. Un mundo de igualdad y equidad es todavía una utopía, pero en el día a día vamos construyendo lo que como seres humanos sin distinción de sexo necesitamos hacer, porque somos complementarios. No es concebible un mundo sin hombres, como no lo es un mundo sin mujeres, así es la ley de la vida.
El hombre ha hecho grandes aportes al mundo, si nos detenemos a pensar en lo bueno, pensaríamos en hombres como Jesucristo, Mahatma Gandhi, Martin Luther King, quienes han dejado un legado a la humanidad de principios y valores humanos fundamentales para nuestra sociedad actual.
En fin, "hay hombres que luchan un día y son buenos. Hay otros que luchan un año y son mejores. Hay quienes luchan muchos años y son muy buenos. Pero hay los que luchan toda la vida, esos son los imprescindibles". Bertolt Brecht.
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