Siempre me gustó la música, escuchaba la Radio AM con baterías, cuando no había energía eléctrica en mi pueblo natal, ni tampoco proliferaban las radios en FM. Escuchaba los exitos de Juan Luis Guerra y 4:40 con sus originales bachatas, entre muchos otros artistas famosos de los principios de los 90´s. Imaginaba todo, porque no teníamos acceso a la televisión tampoco, eso seguramente nos permitió desarrollar a los jóvenes una mayor necesidad de la creatividad e imaginación mental.
A los 15 tuve la oportunidad de tocar una guitarra por primera vez, me propuse aprender y entre a un curso de guitarra básica para aprender las notas musicales, del grupo de unos diescisiete solo terminamos dos, los cuales nos empeñamos en practicar y practicar fuera de las horas habituales de clases. Así con empeño y dedicación logramos aprender y empezar a formar parte del grupo de músicos de nuestra iglesia, dando los primeros pasos como músicos de guitarra.
Mi curiosidad por la música luego vino por el acordeón de teclas, el cual empece a aprenderlo con algunas orientaciones básicas de mi amigo "Chino", esto resulto con el tiempo que deje la guitarra y me dedique a ejecutar este instrumento. Luego tuve la oportunidad de conocer los mariachis y mi curiosidad por la música me llevó a aprender a tocar el Guitarrón Bajo, que utiliza una técnica distinta para sus ejecución y se necesita dedos fuertes para hacerlo funcionar adecuadamente, pero aprendí lo básico, así como a ejecutar la Guitarra Vihuela que viene siendo como la hija pequeña del Guitarrón. Esa etapa fue para entrar en el mundo del mariachis y aprender a ejecutar los clásicos de la música vernácula mexicana como Vicente Fernández, Antonio Aguilar, Los Tigres del Norte, entre otros.
En esta experiencia inducido por mis otros compañeros tuve la experiencia de ser un mariachis e ir a tocar a una cantina para ganarme unos centavos con lo que podía hacer en ese momento, así creo gane mis primeros diez córdobas quizás, no recuerdo exactamente el monto. Pero me decepcioné, porque luego de cada canción vendrían a ofrecernos un trago de licor, luego mis colegas (no todos) empezaban a intentar armar conflictos entre el mismo grupo. Decidí no continuar en eso por el riesgo de caer en el alcoholismo y evitar las peleas.
Volví finalmente a aprender el teclado (piano) para la iglesia, teniendo las bases del acordeón me resulto fácil, puesto que al conocer las notas internacionales, son las mismas en todo instrumento, con la diferencia que cada instrumento tiene su propia técnica. Aprendía a tocar el piano en forma empírica y así lo he hecho desde siempre, nunca he estudiado música, no se leer el pentagrama, pero junto con otros compañeros hemos creado música que hemos grabado en CD conteniendo mensajes educativos para la protección del medio ambiente y la salud.
Para mí la música es un arte, porque es una forma de expresión, pero también es una forma de vida porque en ella encontramos sentido a lo que hacemos, la música es sublime y puede traernos paz interior, así como llenarnos de alegría y motivación. Ahora me gustaría seguir profundizando en comprender mejor los secretos de la música, pero tengo toda una vida para hacerlo, porque como dice Andrea Boccelli, "Vivo por ella", porque de una u otra manera la música es una de mis pasiones.
Juan Herrera
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